Un florero es un recipiente abierto. Puede estar hecho de varios materiales, como cerámica, vidrio, metales no oxidados, como aluminio, latón, bronce o acero inoxidable. Incluso la madera se ha utilizado para hacer jarrones, ya sea mediante el uso de especies de árboles que resisten naturalmente la podredumbre, como la teca, o mediante la aplicación de una capa protectora a la madera convencional. Los jarrones a menudo están decorados, y a menudo se usan para sostener flores cortadas.

Los jarrones generalmente tienen una forma similar. El pie o la base pueden ser bulbosos, planos, carinados, [1] u otra forma. El cuerpo forma la porción principal de la pieza. Algunos floreros tienen un hombro, donde el cuerpo se curva hacia adentro, un cuello, que le da altura, y un labio, donde el florero se ensancha en la parte superior. Algunos jarrones también tienen manijas.

Se han desarrollado varios estilos y tipos de jarrones en todo el mundo en diferentes períodos de tiempo, como la cerámica china y la cerámica nativa americana. En la cerámica de la antigua Grecia, "pintura en jarrón" es el término tradicional que abarca la famosa cerámica finamente pintada, a menudo con muchas figuras en escenas de la mitología griega. Tales piezas pueden denominarse jarrones independientemente de su forma; de hecho, la mayoría se usaban para sostener o servir líquidos, y muchos se llamarían más naturalmente tazas, jarras, etc. En 2003, Grayson Perry ganó el Premio Turner por su cerámica, típicamente en forma de jarrón.

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